En 2016, atravesábamos una de las cosechas más lluviosas de los últimos años debido al fenómeno de El Niño. Fue un desafío enorme para muchos productores y, en Mendoza, se vivía con intensidad. Aquel año, en Chachingo, donde hoy está Bodega Mil Suelos, apenas había un piso construido y algunos tanques al aire libre.
Ese marzo, yo estaba en Mendoza como parte del voluntariado de los eventos en torno al Mundial de Sommeliers. Una noche me escapé para visitar a Alejandro Sejanovich y a mis excompañeros, que estaban en plena faena nocturna recibiendo uva, todos con impermeables y pisando racimos a cielo abierto. Fue la primera vez en mi vida que me descalcé para pisar uva en una microvinificación. Aquella partida se convirtió en uno de los componentes de Finca 1955 de la cosecha 2016, un año que, a pesar de las dificultades climáticas, dejó vinos de altísima calidad en algunas bodegas.
Las lluvias de esa cosecha afectaron drásticamente la sanidad en muchos viñedos, pero aquellos que lograron implementar los cuidados necesarios en la viña consiguieron hacer vinos que, sin duda, tendrán una larga vida y podrán disfrutarse por muchos años más.

Pisar uvas es una técnica ancestral que se remonta a los orígenes mismos del vino. Hay evidencia de su uso hace más de 6.000 años en regiones como Mesopotamia, Egipto y el Cáucaso. Más tarde, los romanos continuaron con esta práctica, y fueron los monjes quienes la perpetuaron por toda Europa en la Edad Media. Hoy en día, se emplea en pequeñas microvinificaciones y en la elaboración de vinos de alta gama, ya que la presión del pie es mucho más delicada que la de una prensa mecánica: permite romper la piel del grano sin dañar la semilla, lo que influye en la estructura final del vino.

Es una experiencia sensorialmente inolvidable que nos conecta con la historia del vino. Es un momento de celebración, esfuerzo y trabajo en equipo… aunque advierto que físicamente es agotador. ¿Qué mejor ejercicio que pisar uvas que se convertirán en grandes vinos argentinos?
Ya estamos atravesando la cosecha 2025 que se vino adelantada, la adrelina está comenzando su apogeo en cada una de las bodegas de país, te aconsejo que vivas alguna vez la experiencia de visitar Mendoza en época de vendimia, es un gran momento para aprender mano a mano con los enólogos sobre la elaboración de nuestros vinos.